Pensaba debido a algunos últimos acontecimientos ocurridos en mi vida que las sendas peatonales son elementos que pueden metaforizarse de muchas formas. Cabe la comparación con guías y con límites. Es correcta su lectura como elementos que proporcionan orden, y evitan el caos. Pero, qué pasa si alguien no las respeta? qué pasa si un auto se posa sobre ellas dificultando el paso del peatón? Qué pasa si con el paso del tiempo se borronean y desdibujan, y ya no sirven como guías, sino que son un sutil recuerdo del orden que en algún momento existió?
Por otro lado, no son elementos que se hagan respetar por si mismos. Necesitan que esté el semáforo indicando si servirán de guia y barrera, o estrán stand by esperando a los peatones durante los semáforos en verde.
Ustedes se preguntarán el por qué de todo esto, y la locura no es un motivo válido esta vez. Apunto a comparar las sendas con personas que han sido cruciales para mi. Han estado esperando para guiarme cuando yo todavía no estaba en condiciones de caminar por ellas. Han servido de barrera contra las cosas que podían atropellarme, pero no fueron barrera represiva, si no que marcaron hasta dónde y cuándo podía caminar y quedaba en mi tomarlo o dejarlo. En este punto es importante la presencia de las personas semáforo, pero para ellas irá un post igual de extenso otro día. Y en este momento, en que más de una senda se está desdibujando, siento que llevo por inercia y por costumbre marcado el camino que me señaló en su momento. Sé muy bien qué dirección quiere que tome. Solamente ya no va a estar tan contrastada sobre el camino y voy a tener que poner menos fuerzas en intentar distinguirlas sobre la acera y más atención en mirar hacia adelante, confiando en que sus rastros aún se desdibujan bajo mis pies.